viernes, 24 de abril de 2015

Un paseo agradable

Para muchos dueños el paseo diario es todo un suplicio. Su perro le tira y se muestra incontrolable cuando hay otros perros. Otras personas piensan que su perro ha de ir desfilando, cual militar, a su lado, sin desviar la mirada ni bajar la cabeza para olfatear.

Ambas cosas son una pena. El paseo debe ser ante todo agradable, tanto para el perro como para el dueño. Si el perro está en su momento de esparcimiento debe poder bajar la cabeza y olfatear, ya que para él esa es una fuente de información del mundo mucho mayor que la vista. No dejarle bajar la cabeza es como si a nosotros nos obligaran a pasear con orejeras. Hablo del paseo recreativo, por supuesto, es posible que queramos enseñar a nuestro perro a caminar a buen paso y sin entretenerse por hacer ejercicio o porque tenemos prisa en un momento dado. Pero este no puede ser el único tipo de paseo que se le permita al perro.

Por otro lado, el perro que tira constantemente tampoco está disfrutando del paseo. Caminar es una actividad relajante para el perro y ayuda a que el animal descanse mejor y se comporte mejor en casa. Pero un perro que tira durante todo el trayecto no está relajado, sino que por el contrario está acumulando ansiedad. Por otro lado, tampoco resulta agradabe para el dueño y cada vez tendremos menos ganas de salir a la calle.

Entonces… ¿Qué hacer?

La técnica básica para evitar que el perro tire, es sencilla pero requiere de bastante paciencia.
Lo primero que debemos tener son los utensilios adecuados. Un arnés o una correa fija son suficientes. Por otro lado la correa debe ser agradable al tacto (evitar la de cadena) y de unos dos metros de largo. Las correas cortas incitan a tirar y los collares estranguladores traen muchos perjuicios además de mostrarse poco efectivos.

Una vez bien equipados es hora de ejercitar la paciencia. Lo que debemos hacer es detenernos cada vez que la correa se tense y esperar relajadamente (reducimos un poco la tensión de la correa) a que el perro se de cuenta de que debe volver a nuestro lado para continuar la marcha. Poco a poco, vamos incluyendo algunos trucos como hacerle una señal auditiva cuando está a punto de agotar el largo de la correa y empezar a tirar. De este modo el perro aprenderá a no llegar al tirón, porque así evita que paremos la marcha y la diversión. 

En próximas entradas comentaremos algunas técnicas y detalles del comportamiento del perro a tener en cuenta cuando nos vamos a cruzar con otro perro. Si quieres aprender a disfrutar del paseo, próximamente tendremos un seminario práctico de socialización y paseo.


jueves, 16 de abril de 2015

¿Pienso o/y Comida Natural?

Desde hace muchos años se nos dice que el perro solamente va a estar bien alimentado si come pienso. Esto llega a tal punto que muchos dueños se sienten culpables si se salen un poco de la dieta estricta. ¿Está este sentimiento justificado?
Lo cierto, es que  las necesidades nutricionales de los perros no son las mismas que las del ser humano. Los seres humanos somos omnívoros mientras que los perros son carnívoros.  Aunque sea  la especie animal que lleva más tiempo ligada a nosotros (se calcula que unos 14.000 años) y muchas cosas han cambiado en los perros en ese tiempo, su sistema digestivo sigue siendo el típico de un carnívoro.  Por ejemplo, su estómago tiene un pH mucho más ácido que el nuestro, por eso es capaz de disolver un hueso o matar bacterias potencialmente nocivas. Sin embargo, su intestino es mucho más corto que el de un herbívoro y también que el de un omnívoro. No se conocen requerimientos mínimos de hidratos de carbono para los perros y no tienen amilasas en la saliva (enzimas que degradan el almidón en herbívoros u omnívoros).
Estas necesidades propias del carnívoro son las que tenemos que tener en cuenta a la hora de elegir la alimentación de nuestro perro.
Si te decantas por el pienso, ya que es una alternativa muy cómoda y sencilla.  Es importante elegir uno que cubra sus necesidades del mejor modo posible. Un truco sencillo es ver la lista de ingredientes. Por ley estos están ordenados por abundancia así que si entre los 5 primeros ingredientes al menos 3 son cárnicos es una buena señal. Otro truco es ver la cantidad recomendada según peso. Como referencia podemos tomar la de un perro de 30 kg. Si la cantidad  diaria recomendada es superior a 400g es que el valor nutricional de ese pienso es muy bajo. Hay que tener en cuenta que un pienso de más calidad es más caro pero que normalmente vamos a tener que dar menos cantidad y al final nos dura más y como dice el anuncio “cunde más de lo que cuesta”.  Y no sólo porque nos dure más sino también por lo que ahorramos en veterinario. 
No obstante, el pienso no es la única alternativa que existe. Si queremos saber que es exactamente lo que está comiendo nuestro perro, para mi es recomendable la dieta natural. Nos tendremos que preocupar de comprar una mayor variedad de productos y gastaremos algo de tiempo para dejarla preparada pero es garantía de salud y una gran fuente de satisfacción para  el perro. ¿Si existiera un pienso para humanos que fuera nutricionalmente perfecto, sólo comerías eso?
Pero, ¿En que consiste una dieta natural para un perro?. Pues una dieta natural básica consiste en productos animales crudos, y un pequeño aporte de vegetales. Como referencia se puede decir que un 60% debe consistir en huesos carnosos (por ejemplo carcasas de pollo), un 20% en carne, pescado y vísceras y el otro 20% es material vegetal.  Es importante que los huesos estén recubiertos de carne y NO cocinarlos nunca. Al cocinarlos es cuando los huesos pueden volverse quebradizos y peligrosos para los peros. También hay que asegurarse de que nuestro perro mastica, para ello podemos sostenerlo en la mano mientras lo come las primeras veces. El procedimiento básico para preparar la comida natural consiste en congelar la carne y pescado al menos 24 horas, esto se hace como medida sanitaria preventiva, e ir sacando raciones día a día del congelador. Para todos los que se animen, este enlace es muy práctico.

Para empezar con la dieta natural mantenemos una toma diaria de pienso  y la otra será de dieta natural.  En cada toma se da la mitad de la cantidad necesaria al día de cada tipo de alimentación. Las tomas de los diferentes tipos de alimentación se hacen por separado para dejar que el pienso, que se digiere más lentamente, sea absorbido. Conviene esperar unas 12 horas desde que come el pienso y se le da la comida natural.  Si no queremos perder la comodidad de poder darle pienso en un momento de necesidad o tener que preocuparnos por tener el congelador bien provisto, podemos seguir con esta dieta mixta el tiempo que queramos.
Si vives en Tenerife, también ofrezco el servicio de “dog-catering”. En lugar de comprar el pienso compras las raciones de comida casera preparada que puedes recoger con la frecuencia acordada.

jueves, 2 de abril de 2015

El entrenamiento veterinario

Este concepto está bastante extendido en los centros zoológicos.  Allí los animales no solo son entrenados para realizar shows si no también con el fin de que en caso de necesidad y para las revisiones veterinarias sea posible su manipulación con la máxima seguridad para el personal  y el mínimo estrés para los animales.
¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo con nuestros animales?
En gran medida no es necesario que sea un entrenamiento formal. Si no más bien un conjunto de medidas que pueden hacer que el animal esté acostumbrado a la manipulación. De este modo disminuiremos el estrés y nos ahorraremos muchos problemas cuando nos vemos en la necesidad de ir al veterinario y en caso de accidente o enfermedad.


Si tienes un cachorro es muy importante acostumbrarlo a la manipulación. Mientras juegas con él, siempre en momentos de relax, acostumbra a tocarle en todas las partes del cuerpo, en especial las orejas, patas, entre las almohadillas, el vientre e incluso órganos sexuales.  Intercala estas manipulaciones con otras caricias o dale un juguete o algo rico de comer mientras le tocas. Si empiezas cuando es un cachorro será muy sencillo. También es útil cogerlo en brazos y ponerlos sobre una mesa de vez en cuando.  Puedes cubrir antes la mesa para que no la identifique como una superficie más a la que está permitido subir.  Los perros grandes pueden pasar mucho tiempo sin que nadie los coja o levante en brazos así que cuando les ocurre en el veterinario, con el estrés que suele conllevar ese entorno extraño  y lleno de olores de otros perros que también están estresados se convierte en una experiencia desagradable, a veces, aterradora que quieren evitar a toda costa.  En cambio si el perro está acostumbrado a que le levanten y suban a la mesa a menudo, por ejemplo para peinarlo (si es que esto le gusta), para acariciarlo y darle premios, en el veterinario al menos no tendrá miedo a la manipulación. Igual te ocurrirá con las gotas en los ojos y las orejas o cortar las uñas. Todo será muy sencillo si tu perro está acostumbrado a la manipulación.

Además de hacer esto,  si tu perro ha recibido entrenamiento o estás pensando en entrenarlo es muy útil que hagan el sentado y el echado sobre la mesa y una vez dominen esto añadir el “hacerse el muerto” o como yo digo “de ladito”. Es posible que luego en el veterinario no lo quiera hacer pero, inténtalo. Siempre será una situación menos difícil para ambos y después de varias visitas cada vez le resultará más sencillo, porque las visitas serán menos traumáticas. Ya sabrá que se espera de él. En este sentido y  para lograr que el veterinario no sea para tu perro “la cueva del mal”. También es muy útil que lo visites a menudo, sólo de visita. Entras, le das un premio y te vas. Quizás puedes aprovechar y pesarlo.  Si tienes confianza con el veterinario pídele que le entre en la consulta o al menos le acaricie y le de una golosina. ¿Sabías que hay perros que tiran de la correa para entrar en el veterinario?