miércoles, 31 de agosto de 2016

Un cachorro en casa

Has decidido tener un perro.

Además has decidido que quieres que sea un cachorro.

Entonces deberías saber que te espera un periodo duro pero bonito.

Lo primero que deberías saber es que lo mejor para el cachorro y vuestra relación futura es que se venga a casa contigo en la semana en la que cumple dos meses. Antes de este momento debería estar con su madre y sus hermanos. Además, el entorno en el que pase sus primeros meses no debería ser demasiado aislado, aunque sea tranquilo. Perros que nacen y pasan sus primeros 3 o 4 meses de vida en un cubículo no tendrán las experiencias  necesarias para poder afrontar el mundo que se le viene encima. ¡Cuidado con perros adquiridos en tiendas o de criadores desconocidos!. Sí el perro es separado de su madre muy pronto, su desarrollo neuronal puede verse afectado. El perro no madura sensorialmente hasta pasado el primer mes de vida. Además puede tener problemas de inhibición del mordisco, ya que son su madre y hermanos los encargados de enseñarle a controlarlos. En cualquier caso, perros con un inicio inadecuado en la vida pueden desarrollar problemas de miedos y reactividad. A los dos meses comienza un periodo sensible y corto en la vida del perro en el que debe ser expuesto de modo progresivo y positivo a todos los estímulos con los que se encontrará en su vida adulta, de este modo, será capaz de gestionar un gran abanico de experiencias y será un perro más seguro de si mismo que pueda relacionarse con todo tipo de personas y otros perros.

En segundo lugar has de estar preparado para enseñar a tu perro cuales son las normas de convivencia de la casa. Para ello, primero has de tenerlas tú bien claras, hablarlas si vives en familia y ofrecer un frente común para que el perro reciba una educación coherente. El perro va a explorar posibilidades, no sabe ni tiene porqué saber cuales son las conductas aceptables, debes hacérselo saber con tranquilidad, firmeza, paciencia y mucha constancia. Prepárate para algunos (o muchos) destrozos y limpieza de pipis y cacas.

Igual que exigimos damos. No puedes pedirle a tu perro que se comporte como tu deseas sin tener en cuenta si tiene sus necesidades cubiertas. Un cachorro tiene mucha energía y necesidad de explorar el mundo. Esta es una necesidad fisiológica programada evolutivamente ya que es la que le empuja a conocer y aprender del mundo en ese breve periodo sensible del que te hablé. Estructura la rutina diaria, dale ejercicio e interacción social. Puedes leer la entrada sobre las necesidades del perro. Infórmate sobre como enseñarle a hacer sus necesidades fuera de casa o en el lugar que has decidido.


Y como siempre, si lo necesitas busca la ayuda de un/a educador/a canino. En cualquier caso te espera un viaje apasionante, disfrútalo.

domingo, 17 de julio de 2016

El vínculo y la libertad

¿Cómo explicar qué es el vínculo?...

Seguro que conocéis a alguien que solía no comprender como puede alguien preocuparse tanto por su perro, gente que decía "¡Pero si sólo es un perro!". Hasta que un día un perro llega a su vida y les toca ocuparse de él. Entonces todo cambia y dice "Quién me lo iba a decir a mi" ¿Les suena? Pues lo que ha ocurrido, es el proceso del vínculo.

El vínculo es lo que ocurre cuando realmente vives con un perro, te ocupas de él, te preocupas de que tenga unas buenas rutinas diarias e intentas incluirle en las tuyas. 

El resultado de todo esto es un sentimiento de unión y comprensión mutua. Es la razón por la que queremos a nuestros perros y la razón por la que nunca te preocuparás de que pueda escaparse. Se genera una comunicación sorprendente, que se salta todos los formulismos del adiestramiento y funciona a un nivel subconsciente. 

Los perros tienen unas capacidades increíbles de interpretar y adaptarse a nuestro comportamiento, pero estas mejoran muchísimo con la experiencia, mediante la interacción con las personas. Ya que surgen del gran desarrollo de la plasticidad conductual, sobre todo orientadas a la cooperación social, que tiene la especie. Como a su vez, probablemente los humanos seamos la especie con una mayor plasticidad conductual es vital que el perro nos conozca individualmente. ¡Cada persona es un mundo! y cada perro también. 

¿Has desarrollado ese vínculo con tu perro?

Pues si es así es hora de que confíes en él. Sal al monte y suéltale la correa, dale libertad, déjale interactuar con otros perros y con el mundo. Camina en silencio y dale la oportunidad de demostrarte que está pendiente de ti, que te sigue y está contigo. Aprende a intervenir, sólo cuando es necesario y aprende cuando lo es.  Aprende a ser su compañero y su guía. ¡ Disfruta de su libertad!







martes, 28 de junio de 2016

Mi perro, mi niño, mi bebe...


Hoy traigo una reflexión. Este tema puede ser algo polémico. ¿Cómo te refieres a tu perro?. ¿Es tu mascota, tu perro, tu niño, tu peludo, tu bebé...? ¿Tú eres su papi o su mami?

Hay mil maneras de referirnos a nuestros perros y cada una denota algo, en mi opinión. Bien está que queramos a nuestros perros y en muchos casos sentimos que este amor es comparable al que se sentiría por un hijo, de ahí ciertos apelativos cariños. Es totalmente comprensible. ¿Algún problema?.
Bueno, en mi opinión solo uno. ¿Eres consciente de que es un perro? ¿Lo tienes verdaderamente presente?. Es decir, aunque lo quieras como a un hijo/a hay que ser consciente de que no necesita las mismas cosas que un niño o niña. La buena vida y los mimos de un niño humano pueden llegar a ser maltrato para un perro. Por otro lado a un perro hay que educarlo, aquí sí, igual que harías con un hijo/a y no limitarte a mimarlo sin más.


Ojalá no se tuviera que ver imágenes como esta sin una razón veterinaria que lo justifique.

Si quieres aprender más sobre lo que significa ser un perro, que es lo que necesita para que esté feliz, estás invitado a nuestra charla el próximo 29 de Julio.



domingo, 8 de mayo de 2016

Mudanza con perros

Las mudanzas, como sabe cualquier persona que las haya vivido, son algo bastante estresante para los seres humanos. Normalmente estamos, cansados, preocupados por una infinidad de cuestiones y por lo tanto un poco irritables. Aunque, en ocasiones, las mudanzas pueden ser una razón para sentirse ilusionados o felices. Dependerá de la persona y la situación. Pues bien, para un perro, aunque también dependa del individuo, puede ser si cabe aun más estresante. Las razones son varias:

Como hemos comentado, para nosotros, aunque la mudanza sea estresante puede tener un punto positivo, dependiendo de las razones por las que la estemos haciendo. En cualquier caso, podemos racionalizar las razones por las que nos mudamos, es decir, sabemos que está ocurriendo y por qué.  El perro sólo sabe que todo está cambiando, su rutina cambia, el entorno cambia, hay un montón de trastos por todos lados y la gente se comporta de modo diferente. Puede que el perro ya haya vivido una mudanza, y hasta cierto punto prevé lo que ocurre pero si ya lo vivió anteriormente como algo estresante será esa la emoción que reviva.

Para los perros es importante la rutina, la regularidad y predictividad de las actividades diarias, ya que se pasan la vida interpretándonos y sacan información de todo cuanto hacemos. Las conclusiones que saquen de todo lo que ocurre durante la mudanza, solo ellos lo saben, pero podemos imaginar que genera cierta inseguridad. Es posible además, que lo que perciban de nosotros si nos sentimos irritables y estresados les de "pistas negativas". Nuestras reacciones pueden ser más bruscas, podemos prestarle menos atención e incluso nuestro olor cambiará con el estrés, ¡No olvidemos la capacidad canina de detectar las hormonas y feromonas!

Una vez que nos mudemos se enfrentará a nuevos desafíos. ¿Donde estoy? ¿Quién vive en el barrio?. El perro es un animal social, que aunque en las ciudades puedan vivir bastante aislados de sus congéneres siguen conociendo a los vecinos y necesitando de cierto ritual al encontrarse a otros perros. Tienen, si no un territorio, sí un área de campeo, una zona por donde caminan habitualmente, un área conocida. Algunos perros también tienen más sentido de la territorialidad que otros, es decir, tendencia a defender una parte de esa zona. Todo esto cambiará para el perro.

Una vez enumerados los problemas o incomodidades que supone la mudanza para el perro vamos a dar las soluciones:

- Intentar, en la medida de lo posible, no alterar más de lo necesario las rutinas del perro. Aunque cambie el entorno, que al menos sus comidas y paseos sigan siendo a la misma hora.
- Dale una ayuda química: Zylkene es un complemento nutricional que ayuda en la adaptación a los cambios, conviene empezar a darlo unos días antes de empezar a empacar cosas en casa. Las cápsulas se pueden abrir y mezclar el contenido con la comida. También es recomendable poner un difusor de hormona de apaciguamiento canino Adaptil en la nueva casa para que cuando el perro entre encuentre un ambiente agradable y relajante.  Enchufa el difusor en la casa el día antes y mantén la casa cerrada hasta la llegada del perro.
- Llegar dando un paseo: Cuando vayas a llevarle por primera vez a la nueva casa llega dando un paseo, aparca algo lejos y pasea dejándole olisquear la zona. Si tu perro está acostumbrado a caminar por ciudad date una buena caminata con él que termine entrando en la casa.
- Todo listo para tu llegada: Cuando el perro llegue a la casa debe encontrarse objetos conocidos, debe tener preparada su cama y su lugar del agua y la comida. Sería bueno que lo primero que viera el perro al abrir la puerta fuera un juguete conocido y a ser posible un lugar tranquilo donde echarse.


Si estás a punto de mudarte, espero que estos consejos te sean de utilidad y ante todo mucho ánimo.

¡Felíz mudanza!




domingo, 3 de abril de 2016

Gestión emocional: Enséñale a pensar

Últimamente, un tema recurrente de consulta que me encuentro es el de la reacción emocional excesiva ante estímulos cotidianos.

Este problema según algunos profesionales modernos subyace de que el modo habitual de enseñar y educar a nuestros perros se basa demasiado en la emocionalidad. Continuamente respondemos a respuestas emocionales del perro. De este modo es como consiguen que le saquemos de paseo, juguemos con él, le demos un trozo de comida suculenta o que le llamemos la atención. De hecho la mayoría de los entrenamientos se basan en el conductismo que al fin y al cabo se fundamenta en que el animal asimile una conducta con un estado emocional, ya sea positivo o negativo con el objetivo de potenciar o inhibir la conducta. Esto realmente resulta muy útil y es la herramienta fundamental del adiestramiento. El problema es que cuando el perro reacciona ante un estímulo emocional utiliza redes neuronales muy básicas, que no implican el sistema cognitivo. (Esto esta explicado de forma sencilla en este artículo de Eurekan). Se generan comportamientos muy rápidos, automáticos pero también se dificulta tremendamente el controlar el comportamiento si el perro siente una gran motivación interna hacia la conducta. 


  
¿Y que hacemos?

No creo que debamos dejar de lado herramientas que nos han funcionado como el clicker, sino más bien ser creativos a la hora de ofrecer desafíos a nuestros perros. El objetivo es enseñarlos a pensar. Evitar caer en la mecanización de la conducta. "hago esto y consigo esto". En cualquier caso esta mecanización debería ser en el sentido de controlar su reacción para conseguir su objetivo.

- Para ello no deberíamos nunca darle lo que quieren cuando están en un estado de excitación alta. Relajarse debería ser la conducta que le lleve a conseguir el fin. Para ello, muchas veces nos apoyamos en el adiestramiento, pidiendo órdenes que conocen. Pero cuidado, no debemos confundir a un perro sentado con un perro relajado.  En cambio sí debemos ser conscientes de como nos comportamos con el perro en el día a día. 


- Probar distintos tipos de entrenamiento, también en mi experiencia es una buena manera de estimularles a pensar. El uso del clicker con la técnica del moldeado libre o enseñarle a imitarte con el Do as I Do de Claudia Fugazza1 ayudará a mantener la mente del perro activa y nos mejorará nuestra comunicación con ellos. 

Varios autores hablan en diferentes términos en lo que respecta a la gestión emocional. 

-Albert Garriga, a cuyos seminarios he acudido recientemente, por ejemplo, habla de Control y Autocontrol y aboga por enseñar al perro a consultarnos. Distingue entre control (El que ejercemos nosotros reprendiendo y prohibiendo) y Autocontrol (El perro aprende que no puede lograr sus objetivos por si sólo, debe esperar a que le demos el permiso) y se apoya en el principio de Premack por el cual un comportamiento agradable y frecuente aumenta la ejecución de otro menos preferible o probable, siempre y cuando el primero se haga contingente al segundo.2
- Carlos Alfónso López García desarrolla varios conceptos relacionados con esto dentro de su adiestramiento Cognitivo-emocional. Para el que esté interesado en profundizar se puede acudir a su libro "Tu perro siente y te quiere"3

Este tema es realmente complejo y suele necesitar de la ayuda de profesionales. Con este artículo pretendo explicar como el camino de la gestión emocional pasa por enseñar a pensar y quizás abrir un foro de debate sobre diferentes técnicas y enfoques utilizados para gestionar estos problemas. 



jueves, 18 de febrero de 2016

Las reglas del juego


Últimamente estoy insistiendo mucho en temas relacionados con el juego y hay varias razones para ello.

El juego es necesario para los animales sociales y para los domésticos ya que es una manifestación de la neotenia, el mantenimiento de los rasgos de cachorro en el adulto, propio del proceso de domesticación. Además, todos los animales, no domésticos, con habilidades cognitivas altas, continúan jugando en la edad adulta, aunque menos frecuentemente que cuando eran crías. De hecho, nosotros nos incluimos en este último grupo. Así que no hay nada mejor para reforzar el vínculo perro-dueño que compartir momentos de ocio juntos.  Pero para ello es importante que el juego sea divertido para ambos. Cuando nosotros jugamos, aun cuando somos pequeños, todos nuestros juegos tienen unas normas básicas. Ese mismo principio debemos aplicarlo al juego con nuestros perros. El juego eficaz es aquel en el que el perro desgasta energía física y mental, no se excita en exceso y ambos os divertís. 

Para saber que nuestro juego es eficaz lo primero que tenemos que hacer es fijarnos en lo que hacemos y como reacciona nuestro perro. En ocasiones pensamos que lo único que necesita un perro activo es gastar energía  y por ello nos dedicamos a jugar a un ritmo frenético, tirando la pelota el mayor número de veces posibles y animándole para que no se pare en sus carreras. Con esto conseguimos mucha excitación y esto sólo sirve para que "cargue la pila". El perro acaba con la lengua fuera, pero aun con ganas de más, descansará un rato y querrá seguir "la marcha". Entonces es cuando los dueños se quejan: "este perro no se cansa nunca".

Lo primero que tenemos que hacer para evitar esto es reconocer la excitación excesiva en el perro. Si hace el "molinete" (girar sobre si mismo), salta o nos ladra sin parar, está demasiado excitado. Recordar, no está contento, no es gracioso ni es bueno para el, aunque mueva el rabo.

En cambio, debemos aprovechar los momentos de juego para enseñarle auto-control y tolerancia a la frustración. ¿Como?. Ejercitando la paciencia. Yo establezco una serie de normas:

1. Si estás demasiado excitado no te doy el juguete
2. Hay que aprender a soltar el juguete. Si no lo sueltas es aburrido (me quedo quieto)
3. Si saltas sobre mi o sobre el juguete sin que te lo indique se para el juego (aburrido).
4. Si lo sueltas jugamos y te lo vuelvo a dar (divertido)
5. Si te vas se acabó el juego

Para conseguir todo esto es bueno empezar con mordedores y no con pelotas o juguetes que piten. Así será mucho más fácil que el perro aprenda a controlarse y a soltar.
Hay perros a los que les gusta especialmente ir a buscar cosas (perros cobradores) y  a otros ejercer la presa (juegos de tirar). Ambos perros necesitan dar salida a esas pulsiones naturales pero debemos poner especial cuidado en seguir las normas para evitar que se obsesionen. En mi opinión es bueno alternar ambos tipos de juego en la misma sesión.

Una vez que dominemos las normas, las sesiones de juego son ideales para practicar los ejercicios de educación o obediencia básica. Aprender a mantener un quieto mientras se le tienta con un juguete o no intentar atraparlo hasta que se lo indiques, por más que lo sacudamos sobre su hocico, ayuda a tener un perro más equilibrado. El juego puede convertirse en el mejor aliado en la educación de nuestro perro y en una fuente de satisfacción o por el contrario en una fuente de excitación y frustración para ambos. ¿Qué elegimos?.

sábado, 6 de febrero de 2016

Comportamiento destructivo en perros


Hoy trataremos un problema muy habitual. Se trata de todos esos perros que se dedican a mordisquearlo todo; muebles, mesas y hasta paredes. Aunque hay que estudiar cada caso en particular, en principio, este tipo de comportamientos son normales en perros, derivan de una alta motivación natural para morder, mascar y  roer.  Si el perro no tiene estas necesidades satisfechas y/o no ha aprendido que cosas son aceptables y cuales no, surgen estos problemas de comportamientos. Esto es especialmente típico en cachorros y perros jóvenes.

Aunque sean comportamientos normales, son claramente indeseables. ¿Sé pueden modificar? Sí, pero a menudo hace falta un poco de paciencia.

Si queremos acabar con este problema, lo primero que tenemos que preguntarnos es si nuestro perro tiene una alternativa para no destruir todo lo que se le ponga por delante. Un perro aburrido destruirá cosas. Cuando estemos con ellos debemos asegurarnos de que gastan la energía necesaria. Aprender a pasear sin tirones es una buena actividad y también jugar con ellos en casa evitando excitación excesiva. Tener algunas normas mientras jugamos nos ayudará a que el perro ejercite también la cabeza y aprenda a controlarse. Agotando la cabeza, no sólo el cuerpo.

Al principio necesitarán cierta vigilancia y será conveniente que no los dejes solos mucho tiempo. En este sentido, podemos ayudarnos de juguetes rellenables, tipo Kong, huesos para roer, ya sea de cuero prensado , o  un buen hueso  de carnicería, que sea más grande que su boca de tuetano, o de rodilla. Son buenas opciones porque le ayudan a limpiar los dientes y les entretienen largo rato. En los enlaces puedes ver algunas recomendaciones al respecto.

Sí nos vemos obligados a dejarlos solos largos periodos de tiempo mientras aun están aprendiendo, es posible que no podamos evitar que rompan algo. En ese caso tenemos que plantearnos si es un daño asumible. ¿Hasta qué grado llegan los destrozos?, ¿Podemos poner las cosas de valor en lugar seguro?... A veces, acabamos por asumir algunos destrozos en el hogar y esperamos a que el perro haya aprendido para arreglarlos. Pero si no podemos o queremos permitirnos vivir así, existen alternativas. Podemos pensar en el uso de un transportín o "corral".  Siempre es buena idea que el perro aprenda a estar en un transportín con tranquilidad. Aunque también deberemos acostumbrarle progresivamente. De todos modos, si tenemos que irnos a trabajar y estar fuera muchas horas, es posible que el corral sea una mejor opción.

Elegimos una parte de la casa adecuada, evitando muebles y la cerramos con una valla de bebe. o un corral comprado específicamente pare este fin. La ventaja de este sistema es que dentro puede tener su manta, sus juguetes, su cuenco con agua y todo lo que necesite. Si es un cachorro y hace sus necesidades en casa englobaremos esta zona. Tendremos que enseñarle a estar dentro y a no saltar la valla. Se acabará generando una inhibición y el perro permanecerá allí incluso si llega a ser el doble de alto que la valla.


En cualquier caso, como comentamos, hará falta algo de trabajo y paciencia. Lo que debemos recordar es que el perro sólo está dando salida a una necesidad natural, si le impedimos satisfacerla vamos a general futuros problemas. Sólo tenemos que enseñarle a orientarla adecuadamente.







jueves, 7 de enero de 2016

Mover el rabo y gruñir: Lo que NO significa

Este es un artículo que hacía tiempo que quería escribir.

La etología es la ciencia que estudia el comportamiento animal. Es una ciencia y por tanto se basa en parámetros objetivos. Esto es algo que resulta difícil de recordar o de comprender para la mayoría de la gente, porque todos tenemos una idea a la hora de interpretar el comportamiento animal. Probablemente, pocas otras ciencias se tienen que enfrentar a tantas ideas preconcebidas.

En etología la unidad más básica de estudio es "la pauta". Una pauta es cada conducta individual del animal. A la hora de interpretarla distinguimos entre causa y función. Además estas pueden ser a corto, medio o a largo plazo (relacionadas con la evolución). Con lo cual, analizar el por qué ocurre una pauta suele ser un proceso muy difícil que se puede estudiar a muchos niveles.

Sin embargo, en nuestra vida cotidiana la gente nos pregunta continuamente ¿y eso por qué lo hace? esperando encontrar una respuesta simple. Y por otro lado hay otros comportamientos que todo el mundo "sabe" interpretar. Y a esto quería ir con este artículo.

Creo que probablemente una de las primeras cosas que aprendemos de los perros, después de que hacen "guau, guau" es que mueven la cola porque están contentos. Pues esto no es correcto.
Podemos decir que el perro mueve la cola, cuando está excitado. La alegría puede generar excitación pero también muchas otras emociones como el nerviosismos y estados de tensión que pueden llevar a la agresividad. Siempre hay que mirar el contexto en el que se desarrolla la conducta, así como el resto de pautas que la acompañan. Además, mover la cola no es una pauta, sino muchas. ¿Cómo la mueve?, ¿a que altura? ¿Cuál es la posición del cuerpo?, ¿emite vocalizaciones al mismo tiempo?...

Ya que hablamos de vocalizaciones... ¿Qué hay del gruñido?. El gruñido se considera comúnmente una muestra agresiva. Probablemente, si lo tuviéramos que clasificar en una categoría funcional lo pondríamos en esa categoría, es cierto. Eso no supone que sea en sí una agresión. El gruñido es una señal comunicativa. Suele tener una función de advertencia y por ello tiene suma importancia, ya que de hecho ayuda a evitar la agresión directa. Pero, además, como muchas pautas puede darse en contextos diferentes, el más común, es durante el juego.

El mensaje que me gustaría transmitir es: Intentemos no simplificar en exceso. Recordar que ni mover la cola es algo intrínsecamente bueno ni gruñir algo malo.

Les dejo un ejemplo de youtube. Un perro que se encuentra con otro en un estado alto de excitación, Mueve el rabo pero su actitud no es para nada adecuada.



Y aquí otro ejemplo de perros que gruñen y tienen pautas aparentemente agresivas durante el juego pero que tienen estrategias de autogestión adecuadas